La salud mental siempre ha sido relevante en el bienestar de las personas. Sin embargo, con la llegada de la pandemia, se hizo aún más visible, convirtiéndose en una preocupación real para todos.
Sentirse bien o estar sano, no solo significa mantenerse en buenas condiciones físicas. Existe una dimensión emocional a la cual debemos poner la misma atención que a la física para así estar en equilibrio, y que conocemos como Salud Mental.
Distintas miradas
La relevancia que ha adquirido esta área no ha sido tan solo desde la prevención, sino también de las intervenciones que se requieren para abordar cuadros con mayor complejidad. Con todo lo anterior, se hace e importante detenernos un momento y abordar la pregunta respecto de cómo nos sentimos: “Debemos darnos el tiempo para una pausa y observar con atención nuestras emociones; eso es un factor protector a la hora de hablar sobre el cuidado del bienestar emocional”, explica Francisca Horcos, psicóloga clínica, y parte del equipo de salud mental del Servicio de Salud Metropolitano Oriente que presta servicios a nuestro hospital.
El proceso de identificar lo que nos sucede y comprender estos procesos, nos puede orientar a solicitar ayuda y buscar apoyo cuando este se requiera: “Detectar a tiempo este malestar puede evitar que se agrave con el tiempo, por lo que la comunicación es fundamental para generar un espacio que permita vivir el proceso interno de un modo seguro. Es ahí donde la consulta con profesionales de la salud mental ha ido ocupando cada vez más un lugar importante al momento de abordar problemáticas relacionadas”, cuenta Cristian Cid, psicólogo clínico, y también parte del equipo de salud mental del Servicio de Salud Metropolitano Oriente que presta servicios a nuestro hospital.
¿Cuándo consultar?
Una de las temáticas más recurrentes, gira entorno a la interrogante respecto de cuándo ir a consultar con un especialista. En este caso es importante considerar ciertas señales que podrían dar la alerta para movilizarse y buscar el apoyo necesario. “Si bien estas señales se pueden presentar en distintos niveles de gravedad, se deben considerar desde su aparición y evaluar si la situación no mejora, a fin de prevenir mayores complicaciones”, explica la psicóloga.
Las señales se relacionan entre sí y pueden aparecer varias al mismo tiempo. Algunas de ellas son: Dificultades en el sueño
- Ansiedad recurrente
- Estado de ánimo depresivo constante
- Crisis de angustia (crisis de pánico)
- Problemas de consumo de sustancia y/o alcohol
- Malestar emocional
- Aumento de la agresión con otros o hacía sí mismo
- Aislamiento de las relaciones significativas
- Disfunciones en el grupo primario de apoyo (familia)
- Problemas de autoestima
- Dificultades de concentración
- Problemas con disfrutar actividades que antes si se lograban disfrutar
- Desesperanza por una mejora.
Es cierto que en la vida se transita por diversos procesos, y es por esa misma razón que es importante estar alerta y evaluar recibir el apoyo: “Decidir ir donde un profesional puede ayudar a transitar por ciertas situaciones de una mejor manera, siendo un factor de riesgo el pensar en solucionar todo por cuenta propia, sin considerar el cansancio y desgaste que puede aparecer ante esta posición. Por ello ir a consultar es dejarse acompañar en procesos de vida que no son fáciles, pero que con una orientación adecuada se pueden hacer ciertos cambios dentro de lo posible, alcanzando un alivio y una mejora en el bienestar subjetivo” finaliza el psicólogo.
