Esta enfermedad se da con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años y consiste en la disfagia es la dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos.
Las estadísticas muestran que uno de cada tres mayores de 65 años padece este problema y que, además, es la primera causa de muerte en pacientes neurológicos y la tercera en mayores de 85 años. A pesar de la de esta información, la disfagia es desconocida en la población general y, por ende, infradiagnosticada.
Síntomas
Esta enfermedad puede manifestarse de diversas formas. El indicio más común, a pesar de que no todos lo sufren, es el carraspeo durante o después de la comida o la ingesta de líquidos; el cambio en la calidad y tono de la voz, y el babeo constante.

Además de estos, se pueden mencionar otros que son consecuencia del malestar, como los cambios en los hábitos alimenticios, el rechazo a ciertos alimentos o simplemente el desinterés por comer, por todo el esfuerzo y fatiga que esta acción supone.
La especialista en fonoaudiología de nuestro establecimiento, Constanza Zúñiga, explica: “Las consecuencias principales de este mal, si no es tratado, son desde la desnutrición y deshidratación, hasta infecciones respiratorias graves (neumonía)”. Esto se produce porque el alimento no se transporta correctamente de la boca hacia el esófago.
Detección y tratamiento
La detección precoz de esta esta enfermedad es fundamental y necesariamente muy personalizada, ya que el cómo y porqué se origina en cada persona, dependerá de patologías, alteraciones y área del cerebro afectada de cada paciente.
El tratamiento debe ser multidisciplinario y abarcar espacios desde la nutrición, bienestar, rehabilitación e incluso intervenciones quirúrgicas, de ser necesario.