La fragilidad en las personas mayores

Este síndrome se caracteriza por una disminución de la resistencia y de la reserva que tiene el organismo para enfrentar estresores externos otorgándole vulnerabilidad al adulto mayor ante eventos adversos en salud.

Conforme pasa el tiempo, el cuerpo comienza a resentir los años, desatándose algunos cambios tales como como la fragilidad, un síndrome muy frecuente en adultos mayores, que tiene como características la disminución de la resistencia y reserva que tiene el organismo para enfrentar estresores externos. Esto, hace que quienes lo tienen, sean más vulnerables ante eventos adversos en salud.

¿Cómo reconocer la fragilidad?

Aquí les mostramos algunas características:

  • Baja de peso.
  • Disminución de la musculatura.
  • Fatiga.
  • Alteración de la marcha o marcha inestable.
  • Dificultades en el desplazamiento.
  • Dificultad para llevar cabo las tareas del hogar.
  • Menor tolerancia al esfuerzo físico.

¿Cómo prevenirla?

Con una buena alimentación, evitando enfermedades agudas, anticipándose a eventos de estrés y con ejercicio físico.

Ejercicio Físico: mejora la condición global de la persona mayor frágil, siendo el entrenamiento multicomponente (ejercicios de resistencia, flexibilidad, equilibrio y fuerza) la mejor estrategia para prevenir la fragilidad. Además:

  • Previene la osteoporosis.
  • Incrementa la masa y potencia muscular.
  • Mejora la capacidad y velocidad de la marcha.
  • Favorece la autonomía del paciente.
  • Se evita o retrasa la dependencia.

Nutrición: una alimentación balanceada y en las porciones adecuadas ayudará a no tener este síndrome. Además, se recomienda:

  • No saltarse comidas, intentar comer de 4 a 5 veces al día.
  • Incorporar proteínas (lácteos, huevos, legumbres) y fibra a la dieta.
  • Tomar sol para mejorar la vitamina D.
  • Evitar bajas de peso no controladas.
  • Asesorarse por una nutricionista.